Terremoto de 2015 en Illapel fue acelerado por el de 2010 en el sur

Para Sergio Ruiz el vínculo entre los terremotos de 2010 y 2015 sólo anticiparon lo inevitable. Y es que “tarde o temprano, el terremoto de Illapel igual hubiese ocurrido”, sentencia.

Para los sismólogos, los experimentos más certeros, son los terremotos. El problema es que no se pueden predecir. El pasado 27 de febrero, se cumplieron 10 años desde el terremoto de 2010 en Chile. Los científicos vinculan el terremoto de 2010 y el ocurrido en Illapel en 2015.

Cerca de las 20 horas del 16 de septiembre de 2015 y por tres minutos, el suelo de Illapel comenzó a moverse. Se trataba del terremoto más grande en Chile en cinco años, y el mayor en la región de Coquimbo desde 1943.

Como todo terremoto, se género una gran ruptura en la corteza, de 200 km de largo por unos 80 km de ancho. Sus ondas se sintieron en Buenos Aires y en Mendoza, y 15 minutos después del evento, cuando las típicas construcciones de adobe de la zona estaban en el suelo, un tsunami alcanzó localidades costeras cercanas y muchas otras zonas de la cuarta región, recordando desagradables fantasmas del pasado. El saldo fue de 15 fallecidos, uno en Argentina.

Lo que no sabían, era que el proceso que desencadenó el terremoto del norte se había iniciado cinco años antes, a más de 430 kilómetros de distancia hacia el sur, cerca de Constitución.

Efecto dominó

“Después de un megaterremoto como el de 2010 llega el momento del “acomodo”, proceso con algunos años de duración que consta de réplicas y deformación asismica en el continente. Y en este caso, todo Sudamérica se movió en la dirección del sismo, generando vórtices en algunos extremos”. cuenta Sergio Ruiz, sismólogo y académico de la Universidad de Chile.

“Se observó una rotación en la zona de Illapel asociado con el proceso post sísmico de 2010. Lo mas interesante es saber qué ocurrió en la misma zona de Illapel y averiguar si ambos eventos estaban relacionados”, agrega.

Según Ruiz, la hipótesis más fuerte señalaba que el terremoto del Maule había ‘acelerado’ la ocurrencia del sismo de Illapel de 2015, cambio que posteriormente fue observado con sistemas GPS y datos del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile (CSN).

“Hay un gap (brecha sísmica) entre Pichilemu y Los Vilos donde no hubo influencia del terremoto producto del movimiento viscoso que se forma en la placa; no se trata de un bloque rígido, sino que tiene cierta viscocidad. Producto de eso se producen vórtices, rotaciones, y se había acumulado energía”, indica.

“El terremoto deforma todo el espacio, no sólo la zona de ruptura”, añade el doctor en geofísica Cristián Farías Vega, quien como referencia, compara la deformación posterior a un sismo con una pizza. “Es igual a tener una pizza: cortamos una parte y al levantarla se deforma”.

Farías menciona que entre más lejos se encuentre un sitio, existe menos deformación: “En Illapel los GPS mostraban que la zona estaba bloqueada. El terremoto del Maule cambió la línea de deformación y ayudó a que el terremoto que se estaba incubando se desatara. Pero que un Mw 8.8 ayude a acelerar un Mw 8.3 es súper potente”, asegura.

Pero extrañamente, a pesar de la magnitud no se desencadenó un nuevo terremoto en el extremo norte de Chile. “Es significativo cuando se trata de un megaterremoto, pero con el sismo de Illapel el ‘empujón’ no fue suficiente”, dice Sergio Ruiz.

Cristián Farías precisa que no es la primera vez que ocurre algo similar: “Se conocen casos de 1868 y 1877 en el sur de Perú y norte de Chile; 1730 en Chile central, y 1751 en la zona centro sur del país. El de 1575 en la zona de Valdivia no hay seguridad”.

“Ahora, estos son sismos que ocurren cercanos en el tiempo, pero que aún no se demuestra que uno haya acelerado el otro. Podría ser, pero hay que estudiarlo”, agrega.

“Son sismos que ocurren uno cerca del otro en tiempo y espacio, y podría ser que el primero haya ayudado a acelerar el segundo, como en Illapel. Sin embargo, es sólo una hipótesis, que tiene que demostrarse”, indica el geofísico.

En todo caso, para Sergio Ruiz el vínculo entre los terremotos de 2010 y 2015 sólo anticiparon lo inevitable. “Tarde o temprano, el terremoto de Illapel igual hubiese ocurrido”, sentencia.